A 36 otoños del golpe de Estado más feroz que haya sufrido Argentina, según los asistentes, en pocas ocasiones la marcha convocada en Buenos Aires por la izquierda y organismos de Derechos Humanos y sociales, aglutinó a tantas y tantas miles de personas que caminaron desde el Congreso Nacional hasta la Plaza de Mayo, a metros de la Casa Rosada.
La jornada que ocupó las calles desde la media tarde del 24 de marzo a ya
entrada la noche ventosa, fue testigo de una demostración de fuerzas del pueblo
de izquierda que dejó sin discusión su recomposición, juventud y contenido de
clase: trabajadores, pobres, estudiantes, originarios, intelectuales y segmentos
medios.
Si bien el objetivo cardinal de la iniciativa fue conmemorar las decenas
de millares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos durante la segunda
parte de los 70 del siglo pasado en manos de un régimen militar inefable y
digitado por el imperialismo y la minoría dominante y gran propietaria, una
palabra que sintetiza la conducta política más correcta y difícil para la
izquierda hiló el sentido de la marcha gigante: unidad.
Por cierto que lo que determina los tramos elementales y últimos de la
creación heroica de una sociedad post capitalista es la lucha de clases y el
movimiento real de los trabajadores y el pueblo. La condición volcánica, por
abajo, de las posibilidades políticas de las grandes mayorías empobrecidas, es
la plataforma que ordena los intereses y formas históricas de su propia
conducción política. Es el propio pueblo conciente y en lucha por sus intereses
quien gatilla, talla y construye su propio instrumento político más adecuado en
un momento dado concretamente. El resto es vanguardismo, bravuconada de
barricada, voluntarismo destinado al fracaso, intento muerto de sustitución
administrativa, aparatista y autoproclamada del movimiento
popular.
Sin embargo, las pistas del concierto reunido de la conducción y
alternativa políticas que todavía no existen cabalmente en Argentina,
corresponden a un momento necesario que facilita dinámicamente la unidad del
propio pueblo. Es decir, aquella batalla multidimensional y compleja por la
hegemonía de sus intereses en medio del conjunto de la sociedad y que, por
tanto, organiza su oportunidad de victoria política.
BASES Y BATALLA CULTURAL
“Rulo” de la
Federación Anarquista Estudiantil, junto
con memoriar a los caídos, señaló que “nosotros bregamos siempre por la unidad
entre obreros y estudiantes. Consideramos que desde las bases se articula el
enfrentamiento contra el capitalismo.”
El combate cultural es el motivo que da sentido a la agrupación “Razón y
Revolución” que realiza un significativo empeño crítico editorial y publica la
revista ‘Los Aromos’. Fabián Arari indicó que “la izquierda en Argentina tiene
una gran oportunidad para colaborar en la organización del creciente descontento
social. Momentáneamente, el precio de la industria de la soja amortigua los
tiempos del despliegue de la crisis. Es preciso, entonces, superar el Frente de
Izquierda que participó en las últimas elecciones nacionales y crear una
organización común. Como los objetivos y medios de la izquierda multiplicada y
dividida orgánicamente en distintos activos de diverso tonelaje no difieren, la
unificación no debería resultar un problema insoslayable”.
El responsable de las relaciones internacionales de
la Dirección Nacional de
Izquierda Socialista, Miguel Solans, formuló que las demandas inmediatas del
pueblo trabajador giran en torno a “la defensa de los derechos de los
asalariados, en instantes en que sufrimos la criminalización de la protesta
social, tanto de trabajadores, ambientalistas consecuentes, pueblos originarios,
y los primeros reflejos de la crisis mundial del capitalismo” y añadió sobre la
unidad que “con el Frente de Izquierda ya hemos dado un primer paso que se
sostiene más allá de una alianza electoral. Nosotros aspiramos a una unidad
superior. Pero con todos los sectores de izquierda, con todo el pueblo en lucha,
incluido, por supuesto, Proyecto Sur. Hoy nos conjunta el combate por la
re-estatización de ferrocarriles, por ejemplo.”
-Pero aún son pasos insuficientes ante los requerimientos que impone el
período…
“Lo que estamos haciendo no es usual en la izquierda. Somos
organizaciones que antes ni siquiera podíamos marchar
juntos.”
LA CLASE SOCIAL QUE INSTAURÓ EL GOLPE DE 1976 SIGUE
MANDANDO
Uno de los líderes históricos del Partido Obrero, Jorge Altamira, dijo
respecto de la manifestación que “siempre es actual la presencia de los 30 mil
compañeros que fueron secuestrados y asesinados por la dictadura. Sobre todo
porque la clase social que gatilló el golpe de Estado de 1976 continúa
gobernando. Ahora observamos y padecemos, frente al aumento de las luchas
sociales, el subsiguiente incremento de la represión a través de la ley
antiterrorista, el espionaje a las organizaciones populares, y la tragedia de
Once.”
-¿Y cuál es la banda ancha que desde tu perspectiva contendría la unidad
acerada de la izquierda?
“Todos aquellos que estén por la transformación social, por un gobierno
de los trabajadores y que concuerden con que la crisis económica la paguen los
capitalistas y no el pueblo. Eso es más que bastante.”
Por su costado, el dirigente del Partido de los Trabajadores de Izquierda
(PTS), Cristian Castillo, señaló que en la actualidad “estamos planteando la
derogación de la ley antiterrorista, basta de ajustes antipopulares, saqueo y
represión. Queremos terminar con la clase social que impuso el golpe y que hoy
es la gran beneficiaria del sistema económico imperante”.
-Desde abajo se reclama la unidad más amplia contra un modo injusto de
reproducción de la vida, ¿cuál es la posición de PTS?
“Existe el Frente de Izquierda. Se trata de un avance concreto en ese
sentido y en medio de un contexto donde el gobierno de turno descubre a diario
su doble discurso. Creo que estamos asistiendo al surgimiento de un polo
anticapitalista muy importante con presencia en las luchas sociales más
relevantes. A diferencia del Ejecutivo, nosotros reivindicamos la lucha por los
derechos humanos de ayer con los violados actualmente.”
El diputado de la República
y militante de Proyecto Sur, Alejandro Bodart, aclaró que la realidad presente
“nos impone no sólo marchar por los derechos humanos transgredidos brutalmente
por la dictadura, sino también por los derechos humanos violentados hoy. La ley
antiterrorista votada recientemente no sólo posibilita el procesamiento de los
luchadores sociales; también pueden ir presos. Esta gran demostración de fuerza
debe hacer entender al gobierno que todo plan económico que pretenda seguir
sometiendo a amplios sectores de la sociedad, por un lado, y continuar
enriqueciendo a unos pocos, por otro, generará necesariamente más
resistencias.”
-Pero de la resistencia a la ofensiva popular es vital la
unidad…
“Por cierto. Pero la unidad alrededor de un proyecto de verdadera
alternativa y cambio. Hay que recuperar todos los recursos naturales; no
permitir que el fruto del trabajo de millones se vaya al pago de la deuda
externa; no permitir que la industria megaminera acabe con el agua, el bien más
importante con que cuenta Argentina. Sintéticamente, debemos ir hacia una
segunda independencia. Y únicamente por medio de la más extendida y honda unidad
será posible realizar las transformaciones profundas de la sociedad. Al
respecto, estimo que todos quienes estamos en esta marcha –grandes, pequeños,
independientes- somos un punto de arranque para la construcción democrática de
una salida a los graves problemas del país. Por lo demás, los dirigentes debemos
tener la habilidad y voluntad políticas para dar con la unidad y convertirnos e
una alternativa creíble desde y para nuestro pueblo.”
CANTAN CONMIGO
El Premio Nobel de la Paz,
Adolfo Pérez Esquivel, comunicó que los derechos humanos del siglo XXI en
Argentina también están asociados a “la pelea contra la impunidad, el
ambientalismo, la pobreza. Me esperanza la cantidad de jóvenes que están hoy en
la Plaza”. Consultado sobre los objetivos de la ley
antiterrorista, Pérez Esquivel contestó que “se aprobó con el fin de garantizar
la inversión transnacional en el país.”
Julia Castillo es una de las tres primeras madres que
comenzaron a marchar en la
Plaza de Mayo en diciembre de 1976. Su
hijo detenido y desaparecido en Tucumán se llama Hugo Pastor Juárez. “Yo sigo
buscando a mi hijo y no voy a bajar los brazos”, manifestó Julia con todos los
tiempos del mundo en su cara azul. “Mi hijo ya tendrá que aparecer. Sólo quiero
sus restos y saber dónde está sepultado.”
NO TODOS TIENEN PRECIO
La diputada Victoria Donda fue parte del gobierno de CFK hasta el 2008.
Es hija de detenidos desaparecidos e hizo el trayecto de homenaje y denuncia
junto a la izquierda.
-¿Por qué, diputada?
“Marcho aquí aunque el gobierno en una primera etapa hizo cosas correctas
en materia de los derechos humanos del pasado. Pero no sólo se violaron
entonces. Ya contamos 18 asesinados bajo esta administración por la
policía.”
-¿Cuáles son las demandas más sensibles de las grandes mayorías en esta
hora?
“Sin duda, la pobreza, los niveles desocupación y la inflación arman ‘un
combo’ de miseria que si no es reconocido por el gobierno, traerá graves
problemas. Por otra parte, se encuentra la espantosa cantidad de mujeres muertas
por femicidios (casi 300 sólo el 2011). Así como la ausencia de dignidad en la
vida de tantos, y los desplazados a la condena de las villas
miseria.”
-¿Qué ocurre con la corrupción en las alturas?
“Es uno de los puntos más flojos del gobierno. Para la opinión pública ya
es evidente que roban mucho.”
-¿Y la bullada ley antiterrorista?
“Antes y durante la dictadura a los detenidos desaparecidos se les
tildaba de ‘terroristas` también.”
-¿Cuál fue la reacción del gobierno cuando decidiste tu
distanciamiento?
“Mala, como reaccionan siempre cuando alguien les representa alguna
crítica y no pueden comprar a la gente. Pero no todo se puede comprar en esta
vida.”
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