La Habana vivió el más grande de sus espectáculos. El mundo presenció la más hermosa conjura de la solidaridad, el amor, la pasión, el humanismo. Nada pudo acallar la voz de la Paz. Ni el odio, ni la intolerancia, ni el miedo.
Más de un millón de cubanos se dieron cita en la Plaza para acompañar a Juanes y a los que con él se atrevieron. Cantaron de felicidad, rieron de alegría, lloraron de emoción. Como también lloraron Olga Tañón y Miguel Bosé, después de tantas semanas de ataques y de tensiones.
Merengue, baladas, canciones de la trova, funky, hip hop, salsa; todo se fundió en la única voz de la paz. Los Van Van le dieron el cierre magistral y bien cubano a esta fiesta de los sueños y esperanzas.
Cuba se mostró al mundo en toda su alegría y su grandeza.
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