Daniel Cadabón (especial para ARGENPRESS.info)
Mucho discurso, mucha denuncia, mucha cobardía y finalmente mucho de nada. Colombia tendrá bases militares yanquis en su territorio, sin embargo seguirá formando parte del Unasur; Uribe además se anotó porotos extras, por ejemplo, logró una condena gratuita por parte de los “compañeros presidentes del sur” a las actividades de las FARC: "El UNASUR …rechaza la presencia de grupos armados y el narcotráfico, por lo que decidimos construir un compromiso mutuo de defensa y de paz, rechazando el uso de la fuerza contra otro Estado", señaló el documento, y de yapa, una muestra de amor, tanto de la presidenta Cristina Fernández como de Luiz Ignacio, los que yendo más lejos todavía, propusieron un rechazo a las expresiones anti Estados Unidos e instaurar una ambigua postura que impugne "cualquier asentamiento militar” al margen de las ideologías. La teoría de los dos demonios tomó un carácter regional en beneficio del presidente Obama.
El plan yanqui en Colombia tiene sin dudas una proyección regional, y según denunció el presidente Chávez “intercontinental”, ya que abre paso a una ruta rápida de intervención militar desde Colombia triangulando a la isla de Ascensión y desde ahí al continente africano. Colombia, es un país estratégico en la avanzada militarista y política de intervención estadounidense: mantiene fronteras con Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela al sur y con Panamá al norte. Es la vía de acceso a la América del sur. Domina dos océanos y junto con Ecuador y Venezuela, comparte la región con una de las más altas reservas de petroleras del mundo.
Uribe, describió en su discurso una exagerada actividad guerrillera y paramilitar, el sentido de este dramático relato, en el que podía entenderse una especie de triángulo de poder que desmembra al Estado colombiano, era lograr el apoyo de los “compañeros presidentes” para alentar la lucha antisubversiva y en caso contrario que queden escrachados ante las cámaras como cómplices de la guerrilla y el narcoparamilitarismo; no es casual que Uribe haya pedido la transmisión televisiva del evento.
Él mismo, las FARC y los grupos narcos paramilitares –de los que don Álvaro intenta demarcarse, aunque está comprometido con ellos hasta los tuétanos-formarían los vértices de este triángulo de poder que desmembra la “democracia en nuestro país” dijo, dejando entrever que el Estado colombiano no tendría respuesta para mantener la unidad interior del país, y esto, pese a que sus FF.AA. son superiores a las de cualquier otro país latinoamericano. Uribe denuncia, y se autodenuncia en su discurso militarista, que la intervención yanqui tiene un doble sentido: hacia adentro, en la represión de la lucha guerrillera de los grupos insurgentes colombianos y hacia afuera como base de operaciones de contrainsurgencia del comando sur. No es difícil imaginar, aun no siendo un estratega militar, que cualquier operación militar hacia el exterior de Colombia deba primero tener domesticado el frente interno.
Una conclusión a priori de esta cumbre es que para evitar la instalación de 7 bases militares estadounidenses en Colombia, o en cualquier otro país sudamericano, se necesitaran mucho más que discursos entre “compañeros presidentes”, por más elocuentes que estos puedan ser.
Medio vacío o medio lleno
La polémica surgió ni bien la foto de los mandatarios dio por terminada la cumbre: ¿quién ganó y quién perdió? ¿Es que acaso no se puede desarrollar frente a esta cumbre la teoría del vaso medio vacío o medio lleno de los puntos de vista?
El pesimismo y el optimismo de los defensores del kirchnerismo y de la “progresista unidad latinoamericana” se inundaron en contradicciones a la hora de analizar el resultado de la cumbre y entonces empezaron los divagues psicologistas en cuanto al contenido del vaso.
Veamos las razones:
Formada por 12 mandatarios de los cuales al menos 8 (Cristina, Bachelet, Lula, Chávez, Evo, Lugo, Correa, Tabaré) son santos de la devoción progre, el Unasur no pudo elaborar un simple documento de repudio a la instalación de la bases y un llamamiento a los pueblos del continente para mantenerse alertas y movilizados en contra de semejante invasión colonial y guerrerista.
La posición de contemporización con el imperialismo tomó forma de Obama y los “soberanos presidentes del Sur” rechazaron un pedido de explicaciones al presidente de EE.UU sobre las intenciones políticas y militares de su gobierno al colocar bases en nuestro continente. ¿Significaría una falta de respeto? Como sea, los presidentes del Sur estuvieron en esta oportunidad por detrás de un simple policía blanco del estado de Texas, al cual Obama debió darle explicaciones después de llamarlo “estupid”, por una detención arbitraria de un catedrático negro.
Las denuncias acerca de que los asentamientos militares yanquis constituyen una amenaza para el conjunto del continente y que en el fondo, la lucha contra el narcotráfico no es más que una miserable excusa para el desembarco colonial es una realidad. Para los progres del continente esto sólo alcanza para darle un carácter progresivo de la cumbre ya que no es común que estos debates se hagan en forma pública (recordemos que la televisación fue a pedido de don Álvaro). Pero, si semejante denuncia no va acompañada con medidas concretas de repudio y movilización popular lo que provoca es un efecto contrario al que aparentemente se daría al hacerse pública, ya que desmoraliza a los pueblos sometiéndolos a la impotencia de verse invadidos sin lucha.
Si los poderosos de adentro - las burguesías gobernantes- no pueden denunciar en un simple documento, a los poderosos de afuera, que repudian y prohíben la instalación de bases imperialistas en el continente, porque en teoría esta declaración terminaría por debilitar o romper el Unasur, queda más que claro que la política de este organismo está definitivamente delimitada por el propio imperialismo.
Ahora bien, si un organismo de integración latinoamericana, armado con mayoría de representantes de lo que se llama el centro izquierda en el poder, no está en condiciones de pronunciarse en contra de lo que es una clara la violación territorial de fuerzas armadas extranjeras, su supuesto progresismo apenas supera la Francia de Vichy.
Como afirmó Cristina Kirchner "lo peor que podía pasar a esta Unasur es no tener resultados concretos".
Los pasos al FMI
El gobierno argentino no podía estar más lejos de repudiar la invasión territorial, consentida, de fuerzas militares yanquis en Colombia, porque en la actualidad se vuelven a poner en juego las “relaciones carnales” con el FMI.
Ni Cristina, ni Lula, ni Bachelet, etc. iban a sacar los pies del plato en medio de negociaciones para conseguir financiamiento internacional.
De esta manera la cumbre no pasó de ser una especie de catarsis discursiva rodeada de recuerdos y licencias antiimperialistas por parte de los “compañeros presidentes”, pero sin resultados en “el hacer” que se aproximen “al decir”.
Hubo, eso si, un resultado positivo: por lo menos no se aprobó colocar una base militar yanqui en Bariloche.
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