El ex periodista Miguel Bonasso publicó un libro que revela vínculos entre la Presidenta y la firma multinacional.
Por Santiago FioritiMUNICION GRUESA. MIGUEL BONASSO EN SU BIBLIOTECA. DICE QUE EL GOBIERNO DE KIRCHNER “TAMBIEN ES LA DERECHA”.
¿Cuántos títulos puede generar Miguel Bonasso en una entrevista de una hora? Muchos. Anote: que la Argentina se está convirtiendo en una Banana Republic, que la corrupción K es peor que en la década menemista, que el caso Schoklender es tan solo la papa del loro , que el plan de Cristina es el de Rockefeller, que la Presidenta quiere una monarquía absoluta, que Kirchner se inventó un pasado heroico. ¿Más? Sí, hay más: que la Casa Rosada tiene un discurso esquizofrénico, que utilizó a una generación que dio la vida para disfrazar el saqueo de los recursos naturales, que algunos intelectuales de Carta Abierta tienen el ideal de la cuenta bancaria. Que ojalá, después de este reportaje, lo ataque la red de medios K y se genere un gran debate sobre las minerías a cielo abierto.
Bonasso, el mismo que apoyó a Kirchner “cuando no lo conocía nadie” y que en los últimos años se volvió profundamente anti-K, acaba de publicar su nuevo libro. “El Mal. El modelo K y la Barrick Gold. Amos y servidores en el saqueo de la Argentina”.
-¿Por qué lo escribió? -Para denunciar la insensibilidad del Gobierno y la corrupción estructural. O sea: acá hay intereses muy grandes, una inversión de la Barrick Gold de 3 mil millones de dólares, donde hay reservas probadas del orden de los 60 mil millones de dólares, con una posibilidad de explotación de esa mina de 20 ó 25 años. Este es un negocio pésimo para la Argentina, pero muy bueno para la Barrick. Argentina va a poner el 90% del agua y Chile el 10%; pero Chile va a cobrar el 75% de los impuestos y Argentina el 25. En el libro denuncio un acuerdo secreto tributario, por el cual se violan normas referidas al IVA, a Ganancias en lo que se llaman servicios transfronterizos, con clara pérdida para Argentina, con fraude fiscal.
¿Responsabiliza a Cristina? -Sí, por supuesto. Yo he denunciado a la Presidenta por tráfico de influencias. Es la responsable por lo que hacen sus secretarios de Estado.
Usted habla en el libro de la entrega del patrimonio nacional. ¿Cuándo empieza ese proceso? -Tuvo dos grandes etapas. Con el menemismo y el delarruismo la entrega fue del patrimonio público de las empresas del Estado, que se privatizaron a precio vil. El señor Menem se llenó de dinero por un negocio perverso. Hoy pasa lo mismo. O incluso es mucho más grave porque ahora se quedan con los recursos naturales. El kirchnerismo es la continuidad del menemismo por otros medios y más a fondo. Kirchner firmó un decreto que autorizó a las empresas mineras a no liquidar un solo dólar en el Banco Central. Este libro tiene que armar un debate, incluso entre los pibes de buena voluntad que creen que este es un modelo progresista.
Alguien le podría reprochar que es funcional a la derecha.
-Sí. Pero mi libro no empieza con teorías conspirativas sino con datos de la realidad, algunos muy serios, muy sólidos. Demuestra que Adman Khashoggi fue el principal accionista de la Barrick. Es el mayor traficante de armas del mundo. Demuestra que Peter Munk era más bien testaferro de Adman Khashoggi. Que esta empresa, la Barrick, es una empresa de fachada de la CIA. La Barrick es una empresa de Bush. Estamos hablando del poder mundial. Podemos decir que hay un vínculo entre la oligarquía financiera y el poder político y militar de Estados Unidos y el poder económico de la República Argentina. El poder político argentino trabaja para estos grandes amos.
¿Por qué apostó a Kirchner en sus comienzos? -Al principio parecía que quería recuperar la memoria histórica por la memoria histórica en sí misma y contra la impunidad. Pero esto se ha convertido en una especia de blindaje de protección para el saqueo. Por eso llegamos a escándalos como el de Schoklender. Deberíamos preguntarnos cómo un símbolo tan poderoso como es el de las Madres de Plaza de Mayo termina envuelto en un escándalo de corrupción. Las Madres fueron utilizadas políticamente, de manera facciosa, por el Gobierno. Después vienen los negociados, las Ferraris. Es decir, los Kirchner inventaron un pasado heroico, en el que no participaron, para encubrir la continuidad del proyecto menemista disfrazándolo con acusaciones de modelo neoliberal, lo cual no significa que no hayan tomado buenas medidas.
¿Cómo imagina el segundo gobierno de Cristina? -La veo como colocada en una posición de total soberbia, estableciendo una suerte de monarquía no constitucional sino absoluta, diciendo “El estado soy yo”, con total desprecio por el Poder Legislativo. El veto a la ley de glaciares es un insulto al Parlamento. Es muy curioso. El primer veto es glaciares y el segundo el 82% móvil a los jubilados.
¿Por qué cree que lo hizo? –El veto a los glaciares es el veto Barrick. Las apariciones en el Council de Norteamérica fueron pagadas por la Barrick, que pone plata en momentos en que Cristina está en campaña. Es un dato objetivo. Y lo del 82 por ciento está en la Constitución. Hay un rezago a derechos que tienen los jubilados. Tiene que ver con un modelo de acumulación de poder donde no se puede escapar una sola hoja del control de ese poder. Digo: ¿qué tienen que hacer las Madres construyendo casas? ¿Cómo ve a Hebe Bonafini? –La veo mal, muy mal. Ha sido un símbolo impresionante de la lucha, representa valores que van más allá de ella como persona, como son sus propios hijos, como Rodolfo Walsh, como Paco Urondo y no puedo aceptar y me parece repudiable que el proyecto Kirchner haya utilizado a una generación que dio su vida para tapar un proceso de saqueo. Para saquear un país que se está convirtiendo en una Banana Republic, en la que hay extracción minera, monocultivo, un esquema petrolero que es súper entreguista, gobernantes feudales y corruptos eternizados en sus cargos y monopolio y concentración de la prensa. Este es el plan de Rockefeller, con quien la Presidenta se saludó muy cordialmente en Nueva York.
¿Qué opina de Carta Abierta? –Algunos ganan buenos sueldos, ¡eh! Eso tiene poco que ver con el ideal, salvo que el ideal sea la cuenta bancaria. Si otros lo hacen genuinamente es porque existe un espantapájaros que se llama Macri, un protofascista, un protoBerlusconi. Una derecha bruta, explícita. Las consecuencias para el país de esta elección son terribles. El Gobierno de Kirchner también es la derecha. Yo les pregunto a los muchachos de Carta Abierta, a los de La Cámpora: tener mineras a cielo abierto ¿es de derecha o de izquierda? Esto se parece en todo al menemismo.
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