Acto en Plaza de Mayo el viernes 20 de noviembre a las 18:00Los portales de noticias en Internet anticipan los titulares de los diarios de mañana:"Un adolescente de 17 años permanece internado con muerte cerebral a causa de los disturbios ocurridos antes de un recital de rock en un estadio porteño. Un grupo de jóvenes intentó ingresar sin entradas para ver el show. La policía reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma para disolver a los manifestantes, hubo heridos y detenidos.
"Esta vez fue en Vélez, tocaban Viejas Locas y el chico que está en coma en el Centro Gallego se llama Rubén Orlando Carballo.En abril de 1991 el titular de los diarios fue el mismo. Esa vez fue en Obras, tocaban los Redondos, y el estudiante que murió una semana después, se llamaba Walter David Bulacio. También tenía 17 años.
El jefe de prensa de la policía federal, comisario Néstor Rodríguez, explicó hoy en varias radios que los pibes "se querían colar", que había "inadaptados" y que los uniformados tuvieron que emplear "la fuerza mínima necesaria para restablecer el orden". En 1991, el argumento del comisario Miguel Ángel Espósito fue que los chicos "estaban aglomerados en la vía pública, bailaban y pretendían ingresar al estadio sin entradas". El comisario Rodríguez explicó bien el rol de la policía: Como brazo armado del estado, dirigido por el gobierno de turno, su función es garantizar el orden establecido, y, cuando se ve amenazado, restaurarlo por medio de la fuerza. Eso se llama control social. Con "la fuerza mínima necesaria", desde luego. Eso se llama economía de recursos. Entre 1991 y 2009 -entre Walter y Rubén - miles de chicos fueron asesinados a golpes o con otros métodos de tortura, en la calle, en comisarías u otros lugares de detención, murieron fusilados por el gatillo fácil o desaparecieron a manos de las fuerzas de seguridad argentinas.
Policías, gendarmes, prefectos, servicios penitenciarios y vigiladores privados nos mataron 2.826 chicos desde el 10 de diciembre de 1983 hasta ayer. Desde el 25 de mayo de 2003, el gobierno peronista de los Kirchner mató, con el gatillo fácil o la tortura, en cárceles, comisarías o institutos de menores, 1.323 chicos. Durante la presidencia de Néstor Kirchner, 928. En los dos años que lleva su esposa, 395.
En el último año, el aparato represivo estatal nos mató un pibe cada 28 horas. Más de 20 por mes. El 53% tenía menos de 25 años. El viernes 20 de noviembre, a las 18:00, CORREPI presentará, en un acto público en Plaza de Mayo, la actualización 2009 del Archivo, informe que recopila todos los casos conocidos de personas asesinadas por el aparato represivo estatal desde 1983. Con el protagonismo de los familiares de los chicos asesinados por el gatillo fácil y la tortura, nucleados en CORREPI, y la presencia de organizaciones de trabajadores ocupados y desocupados, estudiantiles, sociales y políticas, que han padecido la represión cotidiana a lo largo del año, mostraremos, con los datos a la vista, el alcance y extensión de las políticas represivas oficiales en todo el país.
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