Se espera que el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) distribuyan en los próximos meses los fondos del gobierno norteamericano a los grupos afines a Washington en dinero contante y sonante, y en equipos técnicos.
Los fondos secretos para la contrarrevolución, cuyo monto el gobierno norteamericano no ha revelado, han venido empleándose sin contratiempos para financiar a la llamada “disidencia cubana”.
“En un momento en que los disidentes están asediados, ellos necesitan saber que los Estados Unidos están de su parte”, comentó al Herald Mauricio Claver-Carone, director del comité de acción política U.S. Cuba Democracy, que está a favor del bloqueo estadounidense contra la isla, reconociendo tácitamente la violación de la legislación cubana.
Funcionarios del Departamento de Estado y la USAID no comentaron sobre la liberación de los fondos, pero miembros del personal de Lemieux dijeron que se informó verbalmente la semana pasada a su oficina del cambio.
El Congreso asignó $20 millones en fondos para “Asistencia a la Democracia en Cuba” -eufemismo para enmascarar el carácter subversivo de este presupuesto- en el año fiscal que termina en septiembre, pero los fondos estuvieron temporalmente retenidos.
El escándalo golpeó el manejo de los $20 millones asignados para el año fiscal anterior. La administración de Obama se tomó meses antes de nombrar un nuevo jefe de la USAID y entonces lanzó una revisión de la efectividad del programa.
La administración Bush desvió algo del dinero para la subversión en Cuba hacia contratistas como la Development Alternatives Inc. (DAI), al alegar que éstos podían manejar mejor el dinero y evitar otros escándalos de corrupción en los que se vieron envueltos los fondos del gobierno de EEUU destinados a la contrarrevolución.
Pero cuando el Departamento de Estado y la USAID habían notificado este año al Congreso que estaban listos para liberar los $20 millones durante el presente año fiscal, el senador John Kerry, demócrata por Massachusetts, y un miembro de la Cámara de Representantes “retuvieron” el dinero hasta que pudieran obtener más información sobre los programas que se iban a financiar.
Los dos miembros del Congreso levantaron la semana pasada la retención de los $15 millones, según dos funcionarios de Washington que pidieron mantenerse en el anonimato debido a la sensibilidad del tema, dijo el Herald.
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